Robert Pattinson, a pesar de los escasos méritos hechos hasta el momento, ha llegado para quedarse, al menos de momento.
Y ya está en la lista de Forbes, justo a mitad de la tabla, en el puesto 50 de la lista de los más poderosos, por encima del cómico Conan O´Brien, y dos puestos por debajo de Cristiano Ronaldo (que sí ha tenido que sudar algo más la camiseta por meterse en la lista).
Las comparaciones son odiosas (y algo ociosas, también, como diría un amigo mío), pero entre tanto furor crepuscular, pasa casi inadvertida la muerte de un ‘rebelde’ (¿como Pattinson?), que nunca apareció en ninguna lista de Forbes, pero que en su día mereció cierta fama por haber retado a James Dean a una carrera inolvidable: la de ‘Rebelde sin causa’. Corey Allen, el único protagonista vivo de aquella película inolvidable de Nicholas Ray, ha muerto en Los Angeles a los 75 años.
Allen trabajó en películas como ‘Propiedad privada’ o ‘El informe Champan’, y dirigió capítulos de ‘Star Trek‘ y ‘Canción triste de Hill Street‘, por el que logró un Emmy en 1983.
Allen no necesitó quitarse de encima legiones de fans. Y no es porque no existiera Internet, ni listas de poderosos e influyentes, sino porque la fama, entonces, se la llevó James Dean, con el que ahora los más optimistas comparan a Pattinson. “Supongo que es porque tenemos el pelo similar“, dice Pattinson.
Ejem. Será.
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